Juguemos a que soy tu perra y quiero morder tu polla
Camina en cuatro patas hacia él y le susurra: —juguemos a que soy tu perra y quiero morder tu polla—. Solo que en esta ocasión, la canina no corre por su presa porque su presa quiere ser atrapada y se la pone muy fácil. Es lo que pasa cuando tu cuñada es una zorra que no tiene idea de lo que significa la moral y las buenas costumbres. Además, la única intención que tiene en la vida es tener algo metido dentro de su coño dándole placer. Y eso, sin importar que este cometiendo incesto, infidelidad o cuantos pecados capitales sean necesarios. Siempre que ella quede satisfecha.