El vecino va por azúcar y ella le ofrece su coño caliente
Ese día en la mañana estuvo leyendo que algunas culturas tienen la obligación de ser buenos anfitriones porque de lo contrario deberán ir al infierno. Otras, históricamente, estuvieron obligados a compartir lo que tuvieran con las personas que lo necesitaban, sino también infierno. Así que le dio un poco de miedo y cuando su vecino fue por azúcar, la jovencita rubia le ofrece su coño. Quería ir al cielo y si el camino era con una polla metida en la raja mucho mejor para ella. Porque también tenía muchas ganas de follárselo y no encontraba excusas.