costó encontrar sus agujeros, pero lo consegui
Lo más difícil antes de follarte a una obesa mórbida es encontrarle el agujero del coño o del culo porque entre tanta carne no hay Dios que atine, pero una vez descubiertos es riquísimo ver lo estrechitos que lo tienen, casi todas parecen vírgenes. Después de quitar pliegues y pliegues este tipo consiguió masturbar a su nueva conquista, ni que decir tiene que es un obseso de las gordas en su variante más extrema: de 150 kilos para arriba.