Agarrando la ubre de la zorra de mi cuñada
La hermana divorciada de mi mujer ha llegado de visita a casa unos días, y desde entonces noto un ambiente raro. Nunca antes había notado las miradas ardiente de la milf tetona, pero ahora eran evidentes, y además me ponían cachondo. Pensando que quizá fuera cosa mía y me estuviera enganchando a mi cuñada, intenté ignorarlo y no hacer caso; pero encontrármela a la hora de la siesta en mi dormitorio fue sospechoso. Y mucho más ver cómo se levantaba la camisa y me enseñaba sus pechos desnudos. ¿He dicho ya que la tía tiene la talla XXl en tetas? Unas ubres despampanantes, y una total tentación; tenerlas en mis manos fue increíble. Y mucho más el calentón que pillamos por ello, y la follada que metimos.